Confiar: “Esperar con seguridad y
credulidad que algo suceda o que alguien se comporte como se desea”
Y que se requiere para confiar, poco o mucho, es un acto de valentía, de
desprendimiento, de entrega. Es como cerrar los ojos y soltarse al vacío, como
hacíamos antes en los Team Buildings; ¿qué hacer cuando este acto de confianza no es
valorado?; soltar las expectativas no es fácil aun y cuando la entrega es sabe
vacía de acciones y retribuciones; dar sin esperar es tan difícil como confiar
y perder, como amar y no ser correspondido.
Duele el alma un poquito o mucho,
pero hay que “cuadrar los hombros” y volver al Zen, y recoger lo que es mío: lo
hice porque quise, nadie me lo pidió, no me obligaron… y un sinfín de frases
más que resuenan en la cabeza como un colchón para mitigar dolor aunque en el
fondo el oído afino para escuchar las palabras que no se dijeron o la llamada
que no se hizo.
¿Entrego sin esperar, hablo sin meditar? Cuando doy me entrego al mil,
no es poco porque es todo o nada…. Amo, quiero, vibro, sueño y sin control
aunque con las manos vacías me acuesto al ocaso porque es como se supone que
debe de ser, no hay nada tangible a cambio de aquello que vibrando entrego al
universo, nada más allá del suspiro y la alta traición.